Tostadas de brioche de naranja para desayuno

Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana…
He hecho (y hago) mucho tipo de brioches, uno de mis (tipos de) dulces preferidos. Unos los amaso con algo de leche, otros los hago con una masa madre y todos los preparo con abundante huevo y mantequilla. Esa es la principal característica de un brioche, debe amasarse con huevo y, si se usa, la cantidad de leche suele ser insignificante, sólo para disolver la levadura.
Quizás éste sea más jugoso y suelto de lo que suele hacerse, abundante huevo y mantequilla, que le da sabor y favorece su conservación. Cuando, como en este caso, la masa resulta poco manejable, siempre lo dejo reposar en el frigorífico con el fin de poder darle forma y enlentecer la fermentación. Lo de “tostadas de…” no es más que una intención de diferenciar este brioche estilo muselina de un brioche más panificado y menos sabroso (lo digamos o no, la mantequilla y el huevo le da sabor). Así, tendremos un brioche perfecto para el desayuno y, cómo no, ideal para hacer tostadas y untarlas con mantequilla.
Como no tengo panificadora ni amasadora (mejor así) estos bollos siempre los amaso con una cuchara de madera y un poco de paciencia, no demasiada. A por ello.
Viaje al centro del universo
¡Cuánto cambia la vida! No sólo por el tiempo disponible, por las prisas, los coches llenos de objetos (juguetes, utensilios de bebé, pañales,…), los lloros que tienen que soportar los vecinos, las visitas a los centros comerciales en los días lluviosos, las pocas horas de sueño, el insomnio, el tiempo que ya no es tuyo, el tiempo que le dedicas a hacer purés, las llamadas telefónicas diarias, las ralladuras de los muebles nuevos, el desorden y el caos, [email protected] [email protected] y repentinos [email protected] que también son padres (en los parques y vecindario), las conversaciones con ellos, la vida sexual, que de ver las noticias de La 2 pasas a ver “Bob esponja” o “El jardín de los sueños” (acaban de poner el decorado en plena plaza del Obradoiro), que ya no lees tanto (sólo trabajo) y no vas al cine ni sales a tomarte un café, que el mayor derroche que haces es en pañales, los viajes (si lo hay) son más cortos y reducidos en número, en la sensibilidad extrema (casi obsesiva) al lloro y al ruido, en los problemas de espalda, en los madrugones, en las visitas permanentes a los parques, en inviernos más duros que antes… Me refiero a algo más sutil e importante: la relativización de los problemas y la total despreocupación por dificultades que ya no parecen serlo. Ya no existen problemas personales suficientemente grandes, todo es igual, sólo un hecho importa: tu [email protected]. Cuando despiertes de esa despreocupación serás tú quién se verá en pañales y vacío, pero eso todavía no ha sucedido. Cuando me sienta inútil y descuidado sabré que ya ha sucedido.
Dicen que vale la pena. No tengo tiempo para pensarlo, prefiero no pensarlo, sólo sé que cuando no estoy con él lo echo mucho de menos, hasta sonrío. Deseo verlo reír y me emociona encontrármelo gateando a toda prisa hacia mí cuando vuelvo del trabajo y estoy retirando la llave de la puerta. Todos los padres piensan, o desean pensar, que sus hijos son únicos, especiales. Yo no aspiro a tanto o tan poco, sólo deseo su felicidad (¡sólo!), aún a costa de la mía. Esa ceguera paterna no me impide ver a un niño extremadamente inquieto y curioso (como todos, supongo), hasta tal punto que me resulta prácticamente imposible mantenerlo quieto durante más de dos minutos.
Hipocresía
Tengo hipo, hip!, me lo causa la Hip! Hipocresía. Hip!, hip! La hipocresía de marketing y la mentira. Hip! Entré en el Carrefive. Cuando fui a pagar ya no daban bolsas de plástico, “para proteger el medioambiente”, decían. ¡Para proteger el medioambiente! ¡Los huevos del juego de la oca! Para ahorrarse una buena cantidad de miles de millones de euros y ganar más vendiendo bolsas recicladas a diez céntimos la unidad. Porque el supermercado sigue igual de exageradamente iluminado, los televisores están todos encendidos mientras el establecimiento permanece abierto, todas las carnes están envueltas en plástico… En la sección de frutería, como son ellos (o nosotros) los que pagan las bolsas, emplean bolsas de plástico no recicladas.
Me acerqué a la sección de frutería y, por orgullo, me provisioné de varias bolsas. Con descaro las usé para llevar la compra a casa. Si predicasen con el ejemplo no lo habría hecho, habría aceptado sin rechistar aportar mi grano de arena Carrefive para proteger el medio ambiente. Algo que hago en otros ámbitos de modo espontáneo. Es una cuestión de hipocresía.
Mucho medio ambiente y poca humanidad, el humanismo es otra cosa. Ayer domingo abrieron para que gente como yo tuviese tiempo para perder el tiempo y gastase su dinero en inutilidades innecesarias, rebuznancia. Pero eso no importa, lo que importa es el puto capital y el capitalismo.
Llegan las navidades, la mayor exaltación comercial de la historia de la humanidad. Ya me enciendo… eso de las Navidades me cabrea bastante. Compras, compras, compras,… consumismo, gula, desprecio por la dignidad humana. Falsos mensajes de “paz y amor a los hombres de buena voluntad”, hip!, hip! Colonias, publicidad, mariscos al doble de precio, uvas, canapés y canapés, comida en la basura, alcohol, ropa para un día, cenas con quién no deseas, hip!, hip!, ofertas y ofertas en el buzón, corbatas y calzones, calcetines, centros comerciales, calorías,…
¿Y los niños? Esa es la eterna excusa. Que si las Navidades están hechas para los niños, y yo añado, están hechas para que las grandes superficies usen a los niños para justificar el despilfarro al que nos vemos sometidos. Hip!, Hip! Hipocresía.
La ilusión de la Navidad. La lotería. Ya, yo también juego, ¿para qué? Para llenar las arcas del estado con miles de millones que no se destinarán para ayudar a esos que han jugado por la necesidad y la ilusión de paliar sus penas económicas. El juego (o el tabaco) son dos de las grandes drogas legales que interesa sostener para que el estado gane un dinero fácil y rápido.
No sigo, que me enciendo…
Bob Esponja – “Aceptémoslo Patricio, somos unos fracasados.”
Patricio – “Puedo vivir con eso…”
Vive como quieras, o casi
Cuando parece que te recuperas de los problemas personales surgen otros, que por pequeños que sean se convierten en grandes dinosaurios. Me pasa. Ese pequeño detalle, esa duda, la falta de compañerismo o los compañeros que tienen distinta vara de medir, o si la tienen la guardan según les viene en gana, la hipocresía de la clase media y la media hipocresía del resto del mundo. No soy mejor que nadie, pero tampoco soy peor. Tengo mis debilidades y mis defectos, mis virtudes ocultas y mis intereses personales, mis aficiones y mis obligaciones. Lloro y río (a veces), me enfado ante el enfado y sonrío por el simple hecho de sentirme vivo. ¿Y qué? Poco me importa.
Me gustaría ser invisible al resto del mundo, como si no existiera. NO EXISTO. Olvidaros de que respiro, inhalaré la menor cantidad de aire que me sea posible, no deberé nada. Olvidaros si entro o salgo o, si lo hacéis, no os fijéis sólo en si salgo o si entro.
Existir. Ni de mi existencia soy dueño. La existencia, ¿qué es? Me importa un Pepinho cuando ni de mi vida soy dueño, no me refiero a los problemas de mi tiempo o libertad, es la propiedad que el estado cree tener sobre ella. El delito de privarme de ella o el mero hecho de hacer uso de ella según le venga en gana.
¿Y qué? Para qué estas palabras inconexas que no yo mismo entiendo. Por la ausencia de una sonrisa, por un mal gesto, por un lamento, una noticia… ¡vaya usted a saber! Es lo que tiene cuando se vive al filo de los sentimientos, vienen y se van según les viene en gana. Nunca sabes qué te va a tocar. Hoy toca esto, ahora toca, después Él proveerá.
Brioche aromatizado con naranja
- 300 gr. de harina de fuerza.
- 3 huevos grandes (=180 gr.)
- 55 gr. de azúcar.
- Ralladura fina de ½ naranja.
- 15 gr. de levadura fresca de panadería.
- 8-10 gr. de sal.
- 240 gr. de mantequilla troceada.
- 1 yema grande (~20 gr.)
(1) En un cuenco grande u olla mezclamos la harina tamizada con los huevos, el azúcar, la sal, la levadura desmenuzada y la ralladura de naranja. Con una cuchara de madera amasamos hasta que empiece a separarse de las paredes del molde, ocasi. Si se tiene amasadora es mucho más fácil.
Añadimos la mantequilla troceada (no fundida, más bien fría) y la añadimos en tres veces, amasando con la cuchara de madera. Amasamos durante varios minutos hasta que se despegue de las paredes (o casi) si forme una masa homogénea y elástica.
(2) Cuando la masa esté preparada la volcamos en película de cocina ayudándonos de una espátula de silicona/plástico. La envolvemos en película de cocina y la introducimos en el frigorífico durante varias horas, mejor durante toda la noche si la preparamos la noche anterior.
Al día siguiente formamos bolas y las depositamos en un molde para cake. No deben ser demasiado grandes, pues la masa debe doblar su volumen. Como sobrará, podemos hacer pequeñas bolas e introducirlas en moldes metálicos para muffins. Dejamos fermentar a temperatura templada (25-30 º C) hasta que doble su volumen (llegue hasta el borde del molde). Yo lo dejo fermentar en el horno a 30º C, el tiempo necesario puede ser ligeramente superior a una hora, dependiendo de la época del año.
(3) Precalentamos el horno a 190 º C, preferiblemente con aire, y horneamos el brioche hasta que tenga un color dorado, casi tostado. Retiramos del molde, dejamos templar y conservamos envuelto en película de cocina. Puede guardarse en el frigorífico y retirarlo una par de horas antes. Como es una masa rica en materia grasa aguanta más que otro tipo de masa.
Cortamos el brioche en forma de tostadas y acompañamos con algún tipo de mermelada, le va muy bien la de albaricoque o naranja. Tostadas en un tostador también están muy ricas, sobre todo si han pasado varios días y no está tan fresco.
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